A partir del poemario de Miguel Hernández, lleno de referencias florales, mediterráneas, terrenas y luminosas, Francis Montesinos homenajea al poeta con una colección de moda vibrante, opulenta y hedonista como un parterre de rosas.
Es el punto de partida para revisar la moda de las mujeres en el periodo de la República; su imagen se verá liberada y actuará como un espejo mimético en nuevos espacios conquistados para el trabajo, la educación, la sanidad o el ocio.
Todo ello con un denominador común hasta que estalle la guerra: la alegría.
Una serie de fotografías originales de la época representan estos momentos en diferentes contextos: la calle, el campo, la escuela, la feria, la ciudad, hasta los anuncios se resuelven con modelos de fondo tricolor para vender pesticidas con una sonrisa.
Son momentos de modernidad y felicidad, pocas veces la indumentaria ha significado tantos valores: libertad, independencia, progreso, educación y el despertar de un movimiento como el feminismo.
Los fondos fotográficos pertenecen a los archivos de Rafael Solaz y Porfirio Plaza. A ellos hay que añadir una serie de imágenes "montesinianas" realizadas por el fotógrafo Eduardo Peris.
Textos: Jose Vicente Plaza