La primera sonata forma parte de la Opus 12 de Beethoven, que, junto con otras dos, fueron compuestas entre 1797-1798 y están dedicadas a Antonio Salieri, maestro del compositor de Bonn. Esta sonata mantiene el número y la estructura de los movimientos desarrollados por Mozart (1756-1791), así como el diálogo entre el violín y el piano ya utilizado por el genio de Salzburgo.

 

La Sonata de Brahms es una obra extremadamente apasionada, la última que escribió para violín y piano: Brahms encuentra el acmé de su lenguaje musical, convirtiendo esta pieza en una excelente muestra de la capacidad adquirida a lo largo del siglo XIX por la forma sonata, sometiendo el material compositivo a una extraordinaria variedad de transformaciones.

 

El concierto acaba con Alfred Schnittke (1934-1998), considerado un compositor tardosoviético que practicaba un particular poliestilismo. Influenciado por Prokófiev (1891-1953), Shostakóvich (1906-1975) y por la vanguardia centroeuropea, afirmaba que el suyo era «la unificación de la música culta y la música popular». En 1989 abandonó la URRS después de diferentes problemas con las autoridades musicales del régimen soviético. Schnittke escribió esta sonata en 1963, indicando que se interpretara «al estilo antiguo», lo que no hace sino confirmar ese poliestilismo al que hemos hecho referencia.