HOY:
Viernes 26 de Abril de 2024 /
Abierto de 10 a 14h y de 16 a 20h
Desde el 21 de noviembre
Exposición temporal
d'elles. a elles. per elles
Teresa Cháfer
Gratuita
La intervención de Teresa Cháfer en el gran vitral del MuVIM es una imagen gigante que conecta dos ámbitos, el interior y el exterior del edificio. La artista centra este trabajo en buscar un paliativo ante una lacra social de triste actualidad, la violencia de género.

La artista valenciana propone que practiquemos la sororidad femenina, una solidaridad que puede encontrase en nuestras iguales, pero también genealógicamente en las hijas y en las madres, sean reales o simbólicas. En el ventanal, unas manos infantiles sostienen un corazón herido. Se trata de una frágil y maltrecha escultura confeccionada con jirones de sábanas que se sujeta de forma precaria con alfileres; pero si mantiene su forma es gracias a estas acogedoras manos que le sirven de cuenco y protección. Las mujeres y los cuidados. Las mujeres y los afectos.

En gran parte, la situación a la que se refiere la artista se fraguó en el siglo XIX: al tiempo que la cultura burguesa generaba estereotipos de feminidad que condenaban a las mujeres a la esfera privada, nacía una ideología de emancipación y demanda de igualdad en derechos y oportunidades, el feminismo, que rompió el techo de cristal de aquel siglo: era imprescindible lograr la confianza y amistad entre las mujeres para asociarse y reivindicar ser sujetos libres, convertirse en ciudadanas. Esta sororidad burguesa, que se unía a las reivindicaciones sindicales de las trabajadoras fabriles, dio como resultado el movimiento sufragista. En el ámbito artístico, la necesaria visibilidad de las mujeres también incitó a impulsar premios exclusivamente femeninos, asociaciones de artistas mujeres, o clubs de encuentro.

Estos clubs fueron un lugar de reunión en el que las mujeres contaban sus experiencias pertenecientes al ámbito privado y familiar que, a fuerza de callar y de ocultar, se habían convertido en vivencias aparentemente únicas. Este intercambio ponía en evidencia que bajo mantos de hipocresía existía oculto lo que se vino a llamar “el problema de las mujeres”, una marginación nacida del aislamiento en el hogar que favorecía la nada ocasional violencia familiar. La “revolución de las faldas” inició en los años 20 y 30 una emancipación que allanaba el camino a las siguientes generaciones.

La violencia contra las mujeres ni tan siquiera estaba legislada, incluso se consideraba oportuna para “meter en cintura” a aquellas que querían tener una voz propia o que reivindicaban ser las amas de sus cuerpos. O se justificaba bajo una idea del honor que alentaba una masculinidad incontrolable e impetuosa que desembocaba en los mal llamados “crímenes pasionales”. La agresividad se justificaba por la asunción de que las mujeres, entendidas como inmutables menores de edad, debían estar permanentemente tutorizadas y domadas, primero por el padre, después del marido. Los hijos y las hijas, de hecho, no estuvieron en España bajo la co-tutela del padre y la madre hasta los años 70 del siglo XX.

Aunque hoy está legislada tanto la violencia de género como nuestros derechos y libertades, en el interior de muchos hogares se perpetúa el terror, un terror basado en una supuesta superioridad masculina que se mezcla con una cultura del poder patriarcal y con la idea, resistente aún, de que las mujeres pertenecen a los hombres. En esta violencia ejercida contra las mujeres, en las ocasiones que, además, son madres, las víctimas se multiplican en unos niños y niñas que sufren secuelas físicas y psicológicas y graves consecuencias en su desarrollo.  Con este trabajo, Teresa Cháfer se sitúa políticamente entendiendo que la producción artística no debe permanecer inalterable ante la realidad, que tiene obligaciones morales y de denuncia que puede servirse de sus lenguajes específicos, en este caso, la metáfora.  Un presente que, como demanda la artista valenciana, “nos posiciona como artistas y no nos permite estar calladas”.

Unas manos que poéticamente parecen decir que esas mujeres no están nunca solas.

Isabel Tejeda. Comisaria

De 21/11/2021 hasta 6/02/2022
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TERESA CHÁFER BIXQUERT (Tavernes de la Valldigna, Valencia, 1964)

Artista plástica y Catedrática de Escultura en la Universitat Politècnica de València. Vicedecana de la Facultat Belles Arts-UPV, Coordinadora del Doctorado en Arte y Directora del Doctorado en Arte: Producción e Investigación de la UPV (2008-2017); Directora de la Cátedra DKV en Arte y Salud de la UPV (2011-2017).

En el ámbito de la investigación/creación artística, ha publicado libros, capítulos de libros, artículos en revistas especializadas y ponencias en congresos. Participado en distintos I+D+i, conferencias, mesas redondas, jornadas o simposios. Ha dirigido más de 20 Tesis Doctorales. Recibido numerosos premios y reconocimientos públicos. Posee obra en colecciones como el IVAM; la Fondazione Culturale Edison, Italia; la Fundación Saramago, Portugal; el Museo de Arte de Contemporáneo-Ifriti, Marruecos; el Museo de Villafamés; el Museo Centro del Carmen o los Museos de Arte Contemporáneo de la Ciudad de Valencia, de la Rioja o de Murcia. Invitada a exponer en Taipéi, Seúl, Florencia, México DF, Buenos Aires, Brasilia, Montevideo o Miami; y en eventos artísticos como ARCO o las Bienales de Arte Contemporáneo de La Habana en Cuba, de Valencia, de Casablanca en Marruecos o de Dakar en Senegal.

Lugar

Hall del Museo
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