Una obra fotográfica es capaz de decir mucho más, no solo reproduce todo cuanto el ojo ve, sino que hace ver todo lo que el ojo no alcanza. El estallido del metal contra la madera, sartén y platillo, golpeados con cadencia y decisión, a cada golpe una reivindicación, una queja y un quejido. El Rojo coraje, que enciende la lucha y alza la voz. El Negro,  un duelo sordo y oscuro ante la impotencia. El Blanco impoluto, el color de las conquistas, de los valores de quien no calla.

«Mujeres Valientes» es la historia de las hermanas Martí, que visibilizaba en ellas la defensa y la resistencia efectuada desde el barrio del Cabanyal

Vidas saladas, dulces y amargas, como los platos cocinados en recipientes rojizos convertidos en la voz de las mujeres. Ellas, las más valientes, que solo necesitan su voz para legitimarse.  Como el barrio que las acoge y recoge, que las alimenta y les da vida, un superviviente —como tantas otras— es el barrio del Cabanyal haciendo frente a la sinrazón.

«Mujeres valientes» es la historia de las hermanas Martí, que visibilizaba en ellas la defensa y la resistencia efectuada desde el barrio del Cabanyal. La obra que se muestra en la Vidriera es una imagen fotográfica de tres mujeres tocando la cacerola a la puerta de una casa en el barrio del Cabanyal. Son mujeres mayores, de pelo blanco, rostros sonrientes, vestidas de negro y aparentemente felices en su vida cotidiana. Una vida y una felicidad que se vio  perturbada por la amenaza de derribo y expulsión de la casa —construida por sus padres en 1908— en la que habían nacido, crecido, casado, parido a sus hijos y donde querían morir dignamente. 

Manifestación Cabanyal Portes Obertes

Estas mujeres con sus ropas de color negro, sus caras amables y sus canas, nos representan a todos y todas en la conquista de la igualdad. Porque nacer con un sexo te condiciona y te predispone. 

Ellas nos invitan a romper, martillo en mano, con los viejos modelos y diluir las diferencias demoliendo, no casas ni hogares, sino estructuras sociales estancadas que huelen a podrido y que todo lo encharcan. Dejando que el aire limpio de la cercanía de la playa se lleve ese tufo de rigidez patriarcal que todavía nos asfixia y nos siguen indicando la salida.

Ejemplar modelo a seguir el de la tres hermanas Martí.  Mujeres valientes, resistentes, decididas que nos muestran que la batalla no tiene edad. Como la artista, Maribel Domènech, feminista, que con su mirada particular nos hace conectar con esa realidad tan cercana y genuina, así como reflexionar sobre el lastre de los modelos adquiridos, mostrándonos que nuevos comportamientos son posibles. 

Junto a la obra de Maribel Domènech, se exhiben en el muro del museo los vídeos «Acción continua... desde 1951» y «Reina 135». El primero repasa la trayectoria artística de Maribel Domènech. El segundo, de Pedro Ortuño, hace alusión a la vivienda de las hermanas Martí, quienes relatan las vivencias transcurridas en la casa que el plan urbanística pretendía derribar.